Camino sin un destino aparente, y quizás sólo quiero llegar a un sólo lugar.
Leo como si me metiera en cada estrófa de mi libro favorito, sólo para sentirme personaje de una historia de amor.
Veo películas, y por dos minutos me pierdo en la historia. Dónde cada situación melodramática termina en un beso y mi corazón late a mil, como si esa que está en la estación del tren fuera yo. Y el chico fuera el amor de mi vida.
La vida no tiene esas situaciones: No toda situación melodramática termina en un beso, hay más probabilidades de que te pise un coche a que te choques a alguién cerca del suelo, por haber dejado caer distraída esos papeles que casualmente te está ayudando a levantar ese pibe de ojos cafés en la fila del súper. ¿Insólito? No, novela. Drama. Amor. No hay nada de realidad en la ficción.
Sin embargo, a pesar de saber todo esto (porque sí, creer en las historias de amor no te hace boluda) no puedo contener el llanto ante una película romántica. Simplemente no.
Voy por la vida como si todo me chupara un huevo, y después termino llorando por los rincones más oscuros de mi habitación. Porque lo real no es que finja que me chupa un huevo y no me importa nada, la cuestión es que todo me importa mucho. Asimismo con las personas, puede ser que salga con alguién y al cabo de unas semanas ya no lo quiera ver más, pero no quiere decir que cuando esa persona ignora todo lo que teníamos no me duela. Somos hijos del rigor ¿no? queremos algo cuando no lo tenemos, y no lo queremos cuando sí. Irónico. Como la vida. -
Tal vez no sé querer, y tampoco sé dejarme querer. Aunque escribiendo sinceramente, creo que nadie me quiso como yo lo hice. Y no, no es subestimarme, es que es imposible. Nunca me elegiría para estar conmigo. Pero por dios, como quisiera que alguién me entienda! Tampoco es que soy tan complicada, sólo quiero ser libre y estar con una persona en serio. No quiero compromisos ni llamadas con celos, pero quiero mensajes de ''pasala lindo con los chicos, yo salgo con amigos''. No quiero mentiras, y fidelidad por obligación menos. Siempre creí que la infidelidad se debe a la otra persona, no a uno. Nunca me enojaría porque me dejen por otra persona, sólo si no es sincero. Porque la felicidad la busca cada uno, y ¿por qué obligar y ahogar a una persona? No tiene sentido.
Ficción, show. Resulto ser vulnerable, pero ante la apariencia las personas se dejan engañar, entonces ¿de qué sirve ser real? No voy a andar por la vida diciéndo que en realidad amo las películas de terror, pero más amo las románticas. Porque muy dentro mío, me siento bien cuando el chico besa a la chica después de todo lo que pasaron para estar juntos. Y siento ese cosquilleo acompañado de lágrimas cuando se da, porque lo único que sueño es un amor real, de película. Unos brazos en mi cama para abrazar cada mañana.
Tampoco voy a decir que amo ser libre, pero ¿por qué no tener ambas cosas? Quiero ser amiga, compañera, amante y novia del amor. No todo es tan estricto como parece. Y eso es que nadie logra comprender, o tal vez nadie piensa como yo.
Sé que juego mal, pero tanta cotidianidad hace mal.
Volviendo al principio, creo que tengo que dejar de creer en la ficción, y vivir un poco el hoy. Aunque muy dentro mío, jamás dejaré de creer que esa persona puede llegar a mí. Porque lo único que hice fue querer mal, y llorar porque no me correspondía.
Entonces, no tiene caso seguir fingiendo. Si demás está decir que vivo y muero por enamorarme del amor.
Fácilmente puedo contrastar todo esto diciéndo que el problema soy yo, porque lo sé. Pero que más da, me gusta escribir sobre el desamor tanto como me gustan los abrazos.
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Arrancacorazones.