Miraba al vacío, a la nada, a nadie porque no había nada qué ver. Estaba sola, abandonada y el vacío era lo único que sentía dentro mío.
Irónico, ¿no? El vacío no se siente, pero yo lo hago; lo siento. Estoy ahogándome en mis pensamientos, llorando en mi interior, lastimándome en mi mente. Recordando momentos, palabras y personas que no deberían haber formado parte de mi vida. Llorando lágrimas, cada una con una historia.
Y yo estaba ahí, continuaba ahí, como todos los días, mirando ese vacío... Sufriendo. Llorando. Temblando del dolor. Yo sé que no puedo más, siento que voy a morir en cualquier momento, pero no pasa. Y sé que no pasará.
¿Cómo es esto posible? Dos palabras: la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Arrancacorazones.