Es así, si al fin lo mismo dá. Y si todo se pierde al final, el amor es locura.
No era decir adiós, porque entre nosotros sabíamos que no había despedidas, porque no queríamos despedirnos. Sólo nos dejaríamos de ver, caminaríamos a solas o regresaríamos a los lugares donde alguién más te esperaba, esconderíamos el tedioso paso del presente naufragando en el recuerdo del pasado, o del futuro que dejamos pendiente.
No era despedirnos, sólo era estar lejos, callarnos los ''te quiero'' que tanto nos costaba decir, dejar de cruzar palabras y las manos, dejar de ser cómplices escribiendo una historia inconclusa.
No era despedirse, era sólo separarnos, aprender a cargarte dentro del pecho con los sentimientos que llevaban tu nombre, dosificarlos para, a cuenta gotas, dejar uno o dos colgados en el silencio de una mañana nublada, de una tarde de lluvia, de una noche con estrellas. Aprender a tenerte sin verte, sin escucharte, pero seguirte llevando dentro a todos los lugares, incluso a los que nunca fuimos juntas.
No era decir adiós, era guardar en sobres sin remitente ni destinatario, la esperanza de que un día, el menos pensado, pudiéramos regresar.
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Arrancacorazones.