Último año

Resulta curioso pensar en la etapa que se está terminando. En todo eso que queda atrás y, todo eso que está por venir.
Llena de dudas, de certezas, de diversión, de tristezas, de alegrías, de lágrimas, de amores y desamores, llena de todo eso está la vida que empieza a partir de hoy y creo fervientemente en que se puede ir por más.
Quizás te lleve años de lágrimas darte cuenta de que la vida vale más de lo que nos puede dar; a pesar de todo lo que te saca (amigxs, familia, ¡suerte!) siempre vas a estar para ir por más, para sacarle el jugo necesario a todo lo que te ofrece esta vida. Cuando llegas a esta etapa en dónde te das cuenta de que tenés que decidir tu carrera, que vas a tener que buscar un sustento económico quizás, que una vida te espera allá afuera, ahí y sólo ahí, te empezas a empapar de recuerdos y te cae la ficha de que nada está perdido: TODO ESTÁ VIVIDO.
Etapa de cambios ¡cuantos cambios! Ir a inscribirse a una Universidad, quizás sea necesario conseguir empleo y lo más importante: ¡VIVIR!
Disfrutar como nunca el último año es la meta, disfrutar a los amigos, a los compañeros, ¡a los recreos!, a tus profesores, al viaje a Bariloche... Pero sobre todo, sentirte completa, no dejar que las cosas minúsculas te arruinen el recuerdo de tu vida. Ese recuerdo al que una anécdota siempre te va a llevar, eso dónde las fotos y los videos te van a sacar lágrimas, y ese lugar que por años odiaste porque te hacía levantar temprano y te obligaba a estudiar más de lo que pretendías, te llenó de amigos, y de conocimientos, no sólo intelectuales sino de la vida. De recuerdos inolvidables que por siempre van a hacer parte de vos, por eso y por muchas cosas más, es necesario que sepas que no se termina tu vida con el secundario, sino que empieza una nueva. ¡Lo mejor está por venir! Y los momentos vividos, están y van a estar por siempre. Nadie te saca eso.
Salí a bailar, besá a desconocidxs y hacete el/la difícil (lxs chicxs aman eso), juntate con amigos, hacé boludeces, sacá fotos, paseá, conozcan lugares y hagan desastres, escuchá nueva música ¡No te cierres! Salí a todos lados que la vida está esperandote. Bailá y cantá en público sin pudor, sonreí... Disfrutá! Que es gratis, valeroso y es todo lo que vas a tener de por vida.

Mi último año: Comienzo.
A un año de terminar mi secundario (ni me quiero acordar del séptimo año, fuck u técnico), siento que estoy a sólo un año de acabar con una etapa muy feliz e importante en mi vida. A pesar de todo eh, de altos y bajos, de alegrías y tristezas, mi etapa de crecimiento en tan poco tiempo fue mucha. Estoy demasiado feliz por los valores adquiridos y por saber que todo lo que hice y hago, es a tiempo. Nunca un menos, siempre un más.
Como dije, el secundario te llena de todo pero siempre podés ir por más. Hoy por hoy, tengo en claro que es lo que quiero y deseo para mi vida. Me costó muchísimo elegir mi carrera, eso que voy a hacer por el resto de mi vida /o quizás no/ mucho más de lo que se imaginan, pero creo sutilmente que todo estuvo dicho desde un principio, sólo me falta un piletazo.
Todo lo sufrido es aprendisaje y muchas de las cosas que me pasaron, me hicieron madurar muchísimo. Me enseñaron a valorar y tal vez a vivir con más disfrute, que la vida de un día para el otro te puede sacar a quién más querés o quizás seas vos el que ya no esté mañana.
Amen de todo eso, sé que los momentos vividos es todo lo que voy a tener y yo decido ir por más. Deseo muchas cosas, pero sé que de a poco todo llega. Lo único que tengo en mente ahora, es disfrutar al máximo y esperar que las cosas me salgan como tengo planeado. Y si no, seguir intentando hasta que salga. ¡PERSEVERA Y TRIUNFARÁS!  Feliz de las personas que conocí en estos últimos años, de las cosas aprendidas, de todo, decido empezar a vivir sin límites.

¿Cómo que tenés que irte? Sí recién te ví llegar.

Nunca se está preparado para perder a nadie, pero quizás yo sólo necesitaba un rato más con él... un poquito más. Todo me resulta demasiado injusto ¡no tenía que pasar! no se tenía que ir ahora, no.
La muerte de mi papá fué lo más duro que me pasó en diecisiete años, amen de la enfermedad de mi mamá; Todavía es muy reciente para mí, vamos por el séptimo mes y como dije muchas veces, no termino de procesar lo que pasó. Quizás sea por mi edad, y siempre creí que en los sueños nunca se podía morir pero descubrí que sí; una parte de mí murió con él en pleno sueño, en plena felicidad.
Sinceramente creía que todo iba a cambiar, por primera vez en mi vida sentía la felicidad correr por mis venas y mi corazón derrochaba alegría.
Me sumergí en los sentimientos más lindos, y tenía todo lo que había soñado. Mis padres, mi hermano y yo bajo el mismo techo, como cuando éramos chicos. Compartiendo la comida, las series, las películas, las salidas. Levantarme y ver a mi mamá viendo la tele en la comedor, y a mi viejo preparando el mate para ir a atender a los proveedores en la mañana, era lo mejor que me podía pasar. Más allá de las peleas y discuciones con mi hermano, todo era perfecto. De verdad necesitaba un poco más de eso, dos años no me cubrieron los ocho restantes. Todo se viene abajo cuando menos lo crees, y es lo peor de la vida.

Me gusta.

Me gusta tomar café sola y leer a solas.
Me gusta fumar por las noches sola, sin compañia.
Me gusta beber algo frío a solas, si se trata de alcohol, mejor.
Me gusta dibujar, o arreglar las cosas sola.
Me gusta escribir a solas, y mirar alguna serie por internet a solas.
Me gusta navegar por internet o simplemente chatear con alguién estando sola.
Me gusta viajar sola y caminar sola a casa. Me da tiempo para pensar y poner mi mente libre, más si el viaje es largo.
 Me gusta comer sola y escuchar música a solas.

Pero cuando veo a una madre con su hijo, un niño con su mascota, una mujer con su amante, un amigo que ríe con su mejor amigo, me doy cuenta de que a pesar de que me gusta estar sola, no me apetece estar sola. El cielo es hermoso, pero la gente está triste. 

Sólo necesito a alguien que no va a huir.

Algo me faltaba en la vida, y apareció Julia.

Y todo lo que amamos, no me preguntes cómo, en  un momento se empieza a deshacer. Somos invisibles el uno para el otro, y esto vos bien lo sabes. Estabamos empezando la aventura, y ya se fué. y no hay nada más que hacer.

Es así, si al fin lo mismo dá. Y si todo se pierde al final, el amor es locura.

 No era decir adiós, porque entre nosotros sabíamos que no había despedidas, porque no queríamos despedirnos. Sólo nos dejaríamos de ver, caminaríamos a solas o regresaríamos a los lugares donde alguién más te esperaba, esconderíamos el tedioso paso del presente naufragando en el recuerdo del pasado, o del futuro que dejamos pendiente.
No era despedirnos, sólo era estar lejos, callarnos los ''te quiero'' que tanto nos costaba decir, dejar de cruzar palabras y las manos, dejar de ser cómplices escribiendo una historia inconclusa.

No era despedirse, era sólo separarnos, aprender a cargarte dentro del pecho con los sentimientos que llevaban tu nombre, dosificarlos para, a cuenta gotas, dejar uno o dos colgados en el silencio de una mañana nublada, de una tarde de lluvia, de una noche con estrellas. Aprender a tenerte sin verte, sin escucharte, pero seguirte llevando dentro a todos los lugares, incluso a los que nunca fuimos juntas.

  No era decir adiós, era guardar en sobres sin remitente ni destinatario, la esperanza de que un día, el menos pensado, pudiéramos regresar.

Seis letras.

Y me encontraba ahí, en aquella habitación donde estaba sola. O eso creía.
Miraba al vacío, a la nada, a nadie porque no había nada qué ver. Estaba sola, abandonada y el vacío era lo único que sentía dentro mío.
Irónico, ¿no? El vacío no se siente, pero yo lo hago; lo siento. Estoy ahogándome en mis pensamientos, llorando en mi interior, lastimándome en mi mente. Recordando momentos, palabras y personas que no deberían haber formado parte de mi vida. Llorando lágrimas, cada una con una historia.
Y yo estaba ahí, continuaba ahí, como todos los días, mirando ese vacío... Sufriendo. Llorando. Temblando del dolor. Yo sé que no puedo más, siento que voy a morir en cualquier momento, pero no pasa. Y sé que no pasará.

¿Cómo es esto posible? Dos palabras: la vida.