Me encuentro tomando café en algún punto de la capital, lejos por demás de casa. Sintiéndome tan extraña como feliz (¿feliz?)
He dejado atrás muchas cosas, y acabo de darme cuenta que entre esas cosas había muchas que ni siquiera me daba cuenta que estaban ahí. Quizás lo más importante sea como me siento, y no como se sienten los que me rodean. Suena egoísta, y tal vez por primera vez lo soy, pero que más da. Por una vez en mucho tiempo creo firmemente en algo, y no quiero que esto sea suficiente. No hay conformación, no hay usuarios de esta vida que lo sean. Quizás sólo deseamos una cosa y esa cosa sea por la cual seguimos adelante.
Entonces, ¿que nos hace mirar atrás? Si no hay nada mejor que estar en cada momento del presente y ni siquiera pensar en mañana. Porque tal vez no existe el mañana, existen muchos hoy. Cada día que pasa es hoy, no ayer ni mañana. Hoy.
Extrañamente te quiero, extrañamente me encuentro sola y pensando en vos. Extrañamente cada noche que te abrazo es interminable e inconformable. Y extrañamente, te elegiría de nuevo. A vos, y creo que no me arrepentiría de mucho. Extrañamente digo porque al fin y al cabo, ninguno se hubiera imaginado esto. Ni eso, ni aquello. Y yo ni siquiera encontrar una persona que me haga sentir bien tan sólo con un abrazo y sentir, o creer, que es real. Así estoy, realmente real.
Las cosas pasan, van y vienen. Me gustan las cosas que pasan.
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Arrancacorazones.