Podría resumir en pocas palabras mi estadía de tres meses en Gesell, pero no quiero olvidarme de nada. Aunque tampoco quisiera decir de más (nunca nos conviene eso).
Pasaron millones (literal) de cosas estando allá, acá y allá. A la vuelta un poco más. Fueron meses hermosos, en donde conocí gente divina que jamás voy a olvidar.
Recuerdo días de playa, con un Álex enojado con Agustín por la broma de la arena. Recuerdo días de fernet y Mariano acariciándole mi pelo cuando le tire la jarra encima. También Navidad, siendo las cinco de la mañana y yo empapada de agua de mar. Recuerdo haberlo visto a Joni y a Christián, que en ese momento me convidó fernet, yo sin saber que tiempo más tarde iba a ser tan linda nuestra relación.
Fueron tantas salidas, tantas cervezas y jarras de fernet compartidas como el trabajo en equipo. Las idas y vueltas, los llantos, las risas. Los bajones y las alegrías. Ni siquiera podríamos pensar en otra cosa.
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Arrancacorazones.