Empezó un día que tendría que haber sido el mejor por otras razones en la que no estaba incluido, obviamente. (cambio)
Sin embargo, eras amigo de ella, le hablaste, y luego te acercaste a nosotras. Pediste compañía y lo hicimos.
Sin embargo, eras amigo de ella, le hablaste, y luego te acercaste a nosotras. Pediste compañía y lo hicimos.
Al irnos, ese saludo con tu mano en mi cintura y esa mirada, no me distrajo. Ni siquiera te conocía, pero algo marcó en mí.
Pasó el tiempo y me hablaste.
Sólo preguntaste si era la chica que pensabas que era y al contestarte que sí, nos pusimos a hablar del día y de nuestra banda favoríta.
Es loco cómo me gustaba quedarme despierta sólo para hablarte. Las cosas que nos decíamos y todo lo que hablamos.
Llegó un día, y por fín nos volvimos a ver. Cruzamos miradas, y nos saludamos. Mientras ella estaba con su novio, nosotros nos quédamos apoyádos en el auto conversando. Hasta que apareció un chico con el que no querías hablar, y me pediste que te acompañara a la esquina hasta que se fuera. No se íba, me dijiste si quería ir a la plaza, fuimos.
Nos sentamos al lado de la Casa de La Cultura un rato, y fuimos a comprar. Compraste una Coca y yo un Doritos. Luego buscamos un asiento con sol, y comimos ahí. Me decías que pensabas que tal vez a mí me molestara tomar del mismo soberte que vos, y te dije que no. Me felicitaste y seguiste comiendo.
Me contaste chistes y me hacías eructar. Me mirabas, te miraba y en ese momento pensaste en alto porque no me habías conocido antes, porque nunca te había hablado.
Quedaste pensativo y soltaste un 'Ojalá te hubiera conocido antes boluda, te juro que todo hubiese sido tan distinto' con un golpe en el piso de tu pie.
Se creó un silencio y una risa de mi parte incómoda. En ese momento, nos fuimos a sentar al lado de la reja de la Iglesia. Te recostaste en mis piernas y te empecé a acariciar el pelo mientras le buscabamos formas a las nubes.
Luego, me pediste que vayamos a un lugar y me llevaste a esa plaza, la peor plaza. Nos sentamos en el primer banco y empezamos a hablar.
De cosas, muchas cosas. Tu vida, la mía.
En un momento, nos callamos, me miraste y me acariciaste la cara. Me tomaste el mentón con una mano y te pregunté que te pasaba. Vos sólo me mirabas y me decías 'nada, nada'.
Luego, salímos de ahí, nos diriamos al colegio. Al llegar a la esquina, la acera estaba rota y pasamos por un costado. En ese momento, agarraste mi mano. Te miré, y seguimos caminando.
Llegamos a la otra esquina para cruzar, me soltaste la mano y me contaste sobre tu miedo a cruzar la calle, jajá.
Al llegar a la puerta del colegio, entré y me saludaste con un 'te veo a la salida'
Cuando salí, te ví, me viste pero no nos saludamos. Me mirabas muy fijo, y yo a vos.
Fué la mejor tarde que había vivido en mi puta vida, la mejor.
Después de ese día, no volvimos a hablar como antes, ya nada fué como antes.
Volvió de nuevo a pasar el maldito tiempo, y volvimos a hablar.
Pasaron demasiadas cosas, me mandabas mensajes, nos reíamos y me acuerdo del día en que me pediste que le mande un mensaje a un amigo tuyo preguntandole que hacían a la noche porque vos no tenías crédito.
Nos juntamos un sábado, nosotros tres. Puerto Madero nos esperaba, un día hermoso también.
Después de sacarnos varias fotos en el puente, fuimos a la Reserva Ecológica. Jugamos, corrimos, me subiste en tu espalda, nospegamos, nos tiramos al pasto. En ese momento te sentaste encima mío y me agarraste las manos. Me mirabas y me decías que te gustaba mi sonrisa, por más que yo la odiara. Luego, nos paramos y nos fuimos a sentar.
Al volver, me acompañaron a la esquina cerca de mi casa, tomaste de mi cintura y me volviste a saludar. También me robaste una pulsera, jajajá.
Después de todo eso, vinieron las fiestas. Me acuerdo cuando en Navidad me mandaste ese mensaje tan lindo, tan algo. Luego fin de año, y ahí fuí yo quién te lo mandó.
Me acuerdo cuando durante el verano nos enviabamos mensajes de texto mientras estabas en la costa y me decías que necesitabas alguién que te pase el protector en la espalda, jajajajá.
Luego, mi cumpleaños, las piletas del complejo de Wilde, CAI.
Nosotros cuatro, la pasamos bien ese día. Nadamos en la misma pileta, bajo el mismo sol, escuchando la misma música. Por fín lograste que te pase el protector, y vos a mí. También me preguntaste porque tenía esas cicatrices en las piernas, obviamente no te lo iba a decir, inventé algo rápido.
Cuando volvíamos, nos tomamos el mismo colectivo, hablamos sobre Tan Biónica, una pasión compartida por ellos.
Seguimos en viaje y cuando ella se bajó, nos quedamos solos. Sólo rezaba porque me saques un tema de conversación. Lo hiciste. Me dijiste que tenía que hablarte por chat, que te tenía que mandar un mensaje de texto de vez en cuando porque siempre lo hacías vos. Te conteste que tenía miedo de molestarte y me respondiste que jamás pasaría eso. En un punto, me alivió.
Así pasaron cosas, momentos, te eliminé de Facebook, me mandaste un mensaje pidiendo explicaciones, sólo te respondí que había sido confusión, cuando en realidad no lo era.
Pasaron cosas que me hicieron algo, algo raro.
Esa vez que estaba en la peluqueria con una amiga y golpeaste el vidrio para que te viera, salí y hablamos, como antes.
En un momento me preguntaste si la relación que tenía por Facebook con ese chico era real, te conteste la verdad, que no, y se escuchó un suspiro acompañado de un 'qué suerte', y cuando me tocaste la panza y después por chat me pediste disculpas por hacerlo, jajajá.
Qué momentos, qué lindos días.
Hasta el día de hoy, hablamos. Muy, pero muy de vez en cuando. Como el Viernes, me hablaste, sonreía sin razón. No tengo explicaciones de porque me pasa esto. Tampoco quiero saberlo.
Es loquisimo como una persona sin tocarte un pelo y que ni siquiera sientas que te guste, te haga sentir estas y más cosas.
Puedo jurar con mi vida, que jamás me pasó nada con él. Hace tres años me gustaba el mismo chico y él, tenía a su chica.
Él le hablaba a su amigo de mí, le contaba como era y tal vez otras cosas, pero lo único que no supero, son las palabras de Florencia diciéndome que a él le pasaban cosas conmigo, y sabía que producía algo en mí, pero que también sabía que era imposible.
Es la persona con la cuál me sentía segura y bien al mismo tiempo, lo quería/quiero demasiado.
Actualmente, está con una chica mucho mejor que con la que estaba. Es buena y más adecuada a él. Eso me pone feliz.