Estos días estuve pensando mucho en este tema, y quería plasmarlo acá.
Acá, que es mi mar de desahogo existencial. Mi libro de recuerdos y lo único que quiero dejar. Ya no existe continuidad en mis tiempos de vacilación.
Me da miedo el tiempo, los años, los meses... las decisiones que conllevan esos días metidos en meses y años. Esas horas metidas en esos días. Esos minutos... esos segundos. Son eternos para mi. Sufro.
El paso del tiempo como algo a destiempo.
Una construcción lógica de nosotros mismos pero mejor
(o no)
Posibles mundos a través de sucesos no continuados
que no controlamos ni podemos controlar.
Inhóspitos recuerdos de alguien que fuimos y que,
ya no vamos a ser.
Ser, como algo, como una cosa, res.
Experiencias que vamos a vivir, o que vamos a recordar.
Conductas alejadas a lo que somos hoy.
¿Qué somos hoy?
EL paso del tiempo como forma de pasar el tiempo.
Años que terminan siendo un enjambre de pensamientos
panópticos sobre el futuro.
Nadie sabe que vamos a hacer, quienes vamos a ser
como lo vamos a hacer.
Nadie quiere tomar el riesgo de conocer ese tiempo que viene.
Todos tenemos miedo de saber algo que no queremos saber.
Verdades innatas que quedan expuestas,
vulnerables cuerpos creando una falsa hipótesis de vida.
¿Para quién o qué lo hacemos?
Nuestro tiempo es hoy, nuestro futuro es hoy,
nuestro pasado... es hoy.
No hay mañana.
Vos no querés mañana.
Yo no quiero mañana.
Yo no quiero pensar en mañana, me da miedo
incertidumbre.
Me voy hoy, hoy es hoy.