¡Qué lindo fue este año! Creo que no hubiese pedido otra cosa, ser feliz con tu grupo de amigos, con tus compañeros de escuela, de laburo, con la persona que te gusta, con e s a persona que amas. Sin dudas, fue el mejor año de mi vida. El mejor año que pude haber vivido.
Empezar a trabajar, fue algo que me sirvió muchísimo. Conocí personas hermosas, que me hicieron vivir momentos increíbles. Me abrió miles de puertas, y la mente, obvio. No tengo palabras para describir lo que siento en este momento. A pasos de que se cierre este año, no doy más de lo sensible y mis lágrimas caen sin ninguna contemplación.

Empezaron las clases, empezó sexto. El año de revolución, los capos del colegio, los más grandes, a quienes todos los ven como ''sexto''. ¡Qué lindo se sentía! Aunque debo reconocer que hasta los últimos minutos, no nos veía como de sexto, en mi mente aquellos que cursaban ese año eran 'intocables' eran todo lo que quería llegar a ser, y la verdad, no veía eso en mi curso jajaja Pensaba que tal vez de afuera se veía así, y eso me reconfortaba.
Idas y vueltas, me llevaron a el querido local de Alem y Corrientes. Dónde todo empezaría para mejorar mi vida. Empecé a trabajar como siempre quise, y todo salió más que bien.
Después de padecer por tanto ese viaje, llegó el día: 7 DE JULIO 2015 SAN CARLOS DE BARILOCHE. La mejor semana de mi vida, sin dudas, no pude pedir más.
Al volver, todo era raro. Todo se volvió tieso de repente y caías de que todo se estaba terminando. Empezar a preparar las cosas para la Fiesta, la Batucada de fin de curso, y más.
Yo estaba en mi mejor momento amoroso: La persona que tanto había amado, volvió para que no la deje ir más. Estar con él y compartir anécdotas de Bariloche mientras comíamos el chocolate que había traído sentados en una plaza, fue lo mejor de mi vida. No sé si quiero pensar en eso, porque de verdad, fue lo mejor que me pasó hasta hoy.
Empezamos a compartir más salidas con amigos, empezamos a reírnos de todo y de disfrutar cada momento. Las cosas que hacemos juntos no tienen comparación, ni explicación lógica. Nos mandamos muchas cagadas, tomamos de más y terminamos mal, hicimos desastres en el José, pero aún así, nos morimos de risa al recordar cada una de esas cosas.
Me causa un poco de nostalgia pensar que las mañanas ya no van a ser en el colegio, ni voy a salir 09:30 cuando toca el recreo para ver a la persona que me gusta o escondernos del que nos comimos en alguna noche de alcohol. Es triste pensar que todo se termina, que los momentos en donde son feliz son esos que primero se van, y sólo quedan los recuerdos.
Todo lo que pasó nos enseñó algo: DISFRUTAR EL MOMENTO! nada de discutir, de pelearse y enojarse por pavadas, disfrutá que pronto se termina.
El séptimo me reconforta, pero a la vez no. Esas mañanas no vuelven, esas tardes de mates en contra turno y las carreras por el pasillo arriba de alguno de mis compañeros ya no van a estar.
QUÉ LINDO FUISTE SEXTO AÑO, OJALÁ FUESES ETERNO.