Lo juro por mi pellejo ¡PARA MÍ DIOS ES MI VIEJO!

Quién diría que llegaría a escribir esto un día como hoy, yo todavía no puedo reaccionar, no puedo creerlo. Y cuando digo que no lo puedo creer, es literal. No puedo imaginarmelo; lo único que quiero es volver el tiempo atrás, que me venga a buscar, que me espere en Retiro, viajar con él, llegar a casa y verlo, ahí en el almacén como durante estos últimos años.
Nunca nada es perfecto, siempre lo pensé. Después de haber pasado esos casi tres meses con él, con mi familia, y en donde realmente fuí tan feliz, vienen estos momentos en donde todo es una verdadera mentira. Todo es un verdadero hundimiento.
Todavía recuerdo aquel día, cuando por primera vez después de siete años te iba volver a ver. Cuando te ví, en mi mente se me cruzaban todos esos pocos recuerdos que tenía de vos; eran muy pocos, estabas cambiado. Había días en los que me lamentaba por pensar que ya no recordaba tu voz. Creo que vos también pensaste lo mismo al verme, cuanto había crecido, cuanto había cambiado.
Cuando llegué a casa, tenías fotos mías por toda la casa, escribías que me amabas y que dabas tu vida por cada uno de nosotros.
 ¡Cuanto daría por vivir con vos! ¡Cuanto hubiese dado por un abrazo tuyo por las noches!
Por cuestiones de la vida, te dejé de ver, no sabía nada de vos ni de mi hermano, pero no creas que por eso dejé de pensarte.
No tenés idea de lo feliz que fuí esos tres meses que pasé con vos. No sabés lo feliz que me sentía al despertarme y saber que estaba con mi familia como nunca lo había estado. Levantarme e ir al almacén y que me cebes mate, que me prepares la chocolatada a la tarde o que me hagas esas picadas que comíamos en la fiambrería mientras la gente jugaba a las maquinitas. ¡No sabés lo feliz que dormía cada noche!
Cada noche que pasamos solos cuando mamá volvió, y que yo tenía que cocinar, me decías '¿y? ¿qué comemos hoy doña?' Cuando a veces nos quedabamos sin pan porque la gente se lo llevaba todo, o las pizzas que el repartidor no traía. Cuando mientras cenabamos mirabamos Los Simpsons y después buscabamos películas para mirar juntos. Cuando me fijaba en la revista del cable para ver que podíamos ver, alguna película de terror siempre encontraba, nos encantaba. Después, cuando terminaba nos poníamos a ver Two and A Half Men, o The Big Bang Theory. A veces, Supernatural, o CSI. Siempre acompañabamos ese momento con un helado, las tacitas esas que te gustaban a vos de Dulce De Leche Granizado, o las de Tramontana que yo odiaba. Me dabas la llave del almacén, y yo volvía con los helados para los dos, a veces con chocolates o algún snack.
Me tenías esa confianza que tal vez a nadie se la tenías, toda tu vida te manejaste solo con el almacén hasta que llegué yo. ¿Te acordas cuando pasamos una noche entera cambiando de lugar las cosas? Te dije que te vayas a acostar que yo terminaba, y así fué. Como a las ocho, abrí porque vino el panadero, y el otro proveedor al cuál tenía que pagarle y te fuí a pedir la plata. ¿Te acordas que le dí los cuatro mil y no lo había descontado por eso lo tuviste que llamar? Y ese día también fué cuando tardé 20min para hacerle la cuenta a un hombre porque estaba muy dormida, jajajá.
Recuerdos así, tengo miles. Pero... te juro por mi vida que preferiría no tenerlos. No puedo recordar esto sin llorar y sin pensar en toda la bronca que corre por mi corazón en este momento. No puedo mirar la promo de 24 en Fox porque me acuerdo de cuando me dijiste 'Yo siempre miré esa serie (...) y bueno, cuando vengas en Julio la miramos juntos.' Cuando yo te dije que yo nunca la miré. ¿te acordas? O cuando fuimos a comprar al barrio judío y en la parada me dijiste que ibas a venir a hacerme el permiso para que pudiera ir sola en las vacaciones. No puedo más, te lo juro, no sé.
Y, ¿te acordás cuando fuí a comprarte las bolsas a Piedras Blancas que volví a las 18pm porque me había ido al shopping y no sabía como volver? Que vos me llamaste y me orientaste un poco de donde estaba? Y cuando llegué con la bolsa de Mc, comimos ese combo de pollo con panceta juntos. Vos mordías un pedazo y yo otro, así comimos las papas, y todo, jajajá. En ese momento pensaba en porque no había traído dos, así almorzabamos juntos, pero no se me había cruzado por la cabeza.
O cuando fuí a hacerme el piercing, que tuviste que cerrar para llevarme, recorrimos el centro buscando un lugar y el tipo de la galería nos llevó a otro para hacermelo. Y te había dicho que le hacías conocido y vos me dijiste 'Y, el padre del Autentyko' ¿te acordás? Y cuando me saqué el piercing porque estaba enojada, que vos fuiste al cuarto y empezaste a hablarme y me dijiste que salga a comer, que ya habías cerrado, que no me enoje. Y después me tuviste que llevar a la casa de la tía para ver si me podía poner el piercing de nuevo.
Cuando fuimos a xxx para que yo me tome el micro para volver, y me acompañaste a comprar los CD's en el Palacio de La Música, y me dijiste que gurde la plata que me había quedado para cuando volviese. Cuando cambiaste la plata, y yo quería un helado y compramos en Mc que estaba al lado dos conos y le saqué la foto, te acordás? Cuando me subí al micro, que me abrazaste y me dijiste que me cuide. Y e el micro, como olvidarme de que nos mensajeamos toda la noche, hasta te conté la película que estaba mirando y vos me dijiste que ya la habías visto, hasta el nombre me dijiste 'El Inválido' se llamaba. La habian pasado cuando vos venías a buscarme. Me dijiste que me había olvido el cuaderno de comunicaciones, y mis auriculares. Y cuando llegué a Retiro, me llamaste ¿te acordás? Y me dijiste que después me llamabas.
Así, comunicandonos por mensajes y llamadas estuvimos un tiempo. Después, no sé que pasó que ya no te llamé más, ni vos tampoco. ¡No sabés cuan arrepentida estoy! Es penoso que haya tenido que perderte para valorarte tanto. Tengo miedo de que hayas estado enojado conmigo por alguna cosa, o que hayas pensado de alguna remota manera que yo no te quería o que pensaba algo parecido a lo que pensaba mi hermano de vos. Nunca tuve la oportunidad de decirte cuanto te admiraba, y cuando te amaba en realidad. A pesar de todo lo que pasó entre nosotros. A pesar de los problemas que pasamos como familia, a pesar de todo todo eso, yo te admiro. Te amo como padre. A pesar de que muchas veces te haya reprochado que no me hayas buscado antes, o que no te hayas preocupado en llamarme alguna vez; a pesar de lo que pasó con mamá, yo sé que vos fuiste inocente de todo. Sé que sos una gran persona con errores.
Lo único que puedo decirte, es que estoy orgullosa de haberte tenido como padre, y ojalá te hubiera dicho todo esto, ojalá hubiera tenido el valor de decirte en la cara todo esto que te estoy escribiendo.
En mi mente, este año iba a ser el mejor de todos. Venía de unas vacaciones en familia hermosas, empecé 5to año de la mejor manera, con amigos; el próximo año, mi viaje de egresados, estaba tan feliz. A pesar de los altibajos que afronté, los problemas con mi hermano, con mi mamá, estabas vos. Muchas veces me enojé con vos, pero al rato se me pasaba. No sabés cuanto me arrepiento de ese Domingo, donde era el cumpleaños de Oscar y yo la estaba pasando tan mal que decidí llamarte para decirte que me quería ir a vivir con vos. Te llamé, pero cuando atendiste, corté porque no estaba decidida. No sabés cuanto me arrepiento. Cuanto me reprocho por eso, no haberte hablado durante este último mes. Y no existe algo más denigrante que arrepentirte por no haber echo algo, en consecuencia de que esa persona ya noe esté. El otro día, sin ir más lejos, hablaba con mi mamá de que si yo me moría, no le iba a importar a nadie. Y que, vos, como mi padre, como no te habías preocupado nunca en llamarme, no ibas a llorar por mí. Sí, así de imbécil fuí, así de intransigente e idiota. Perdón.

Leer ese mensaje, el Viernes anterior, me hizo pensar que tal vez estabas internado, o que tal vez tuviste un accidente del que tenía que ser avisada. Nunca hubiera pensado que me iban a decir que ya no te iba a ver nunca más. Qué nunca más iba a abrazarte, y que nunca más iba a volver a verte como padre.
Te amo con la vida entera, te amo con las fuerzas que ni siquiera me quedan, papá. 
No sabés lo sola que me siento al saber que ya no estás, que nunca más voy a poder escuchar tu voz. No te das idea de la bronca que siento con esa persona que todavía vive y te arrebató la vida en un par de segundos. Te juro por mi vida, que va a pagar por todo, por cada lágrima que nos hizo caer. Por vos, porque no merecías todo esto, no merecías un final así.
Ya no sé como seguir, siempre pensé en que si necesitaba algo o me sentía sola, te llamaba y te decía que me vinieras a buscar, ibas a venir. Ahora, te puedo llamar también, pero ya no vas a venir, ya no me vas a llevar la valija hasta el micro y vamos a atender el negocio juntos. Nunca más.
¿Cuál habrá sido tu última palabra? ¿Cuál habrá sido tu último pensamiento?
Espero haberte hecho feliz estos meses que estuve con vos, lamento no haberte dicho todo lo que eras para mí. Me odio por eso. Te fuiste sin saber nada de lo que yo sentía por vos, de todo lo que hubiera dado por tener más tiempo de disfrute juntos.
¿Quién hubiera pensado que este día del padre lo habría de pasar así? Te amo papá, perdoname por todo el daño que tal vez te causé.

Gracias por hacerme tan feliz este poco tiempo que estuvimos juntos, gracias por eso y más. Me hiciste pasar el mejor verano de mi vida, nunca había sido tan feliz. Gracias por darme tantos recuerdos lindos, gracias por en poco tiempo convertirte en mi único héroe. 

Te amo eternamente, papá. {14/06/14}